La noche anterior a un zarpe le demanda al marino mucha atención en la planificación de la singladura prevista, dependiendo del barco a ser despachado. Lógicamente es muy diferente mover una canoa de pesca artesanal, una lancha pequeña o un velero a soltar amarras en un remolcador de 2500 caballos de potencia, un transbordador con vehículos o un catamarán de turismo con pasajeros de diversas edades a bordo.
El punto de partida en este análisis y planificación será observar meticulosamente la meteorología prevista para esa zona donde se va a operar. Hay varios modelos vía internet hoy en día bastante confiables cuyos pronósticos a menudo se aproximan a lo que se va a encontrar de hecho; acompañado de esto es menester el conocimiento de cómo se comporta la componente viento marea en el lugar, variable no menor y que no está contemplada en las páginas dedicadas a esto.
El efecto de la hora, si es amanecer o atardecer y día o noche, la proximidad de la costa, la época del año, el estado de la marea y su fuerza que dependen directamente del tipo de luna de esa semana. El sector del viento reinante, la profundidad, el tipo de onda que se forma en cada ocasión, son factores esenciales para programar un rumbo a perseguir. Muy frecuentemente nada del pronóstico divulgado se cumple, las variables son muy diferentes a las anunciadas y la improvisación impera, sobre la propia estela de la nave, en las manos de la experiencia de quien la conduce.
El derrotero argentino puede contribuir bastante para una aventura marítima segura. Es una publicación oficial que brinda información náutica detallada de todo el litoral argentino, exigida a bordo por la Prefectura Naval. Del mismo modo cuentan los datos aportados por las cartas y almanaques náuticos, el boletín de avisos a los navegantes para eventos surgidos o modificaciones a lo descripto habitualmente, radioayudas para la navegación y el libro de faros y señales marítimas.
Debo confesar que a cada nueva consulta que hago para reforzar lo supuestamente ya conocido me sorprendo descubriendo nuevos detalles importantes a tener en cuenta. Es necesario asiduamente recurrir a estas páginas y sumar conocimiento a cada lugar por donde nos desempeñamos. Siempre se aprende algo nuevo.
Si se navega habitualmente en el barco a despachar uno ya conoce sus características y sabe sus mejores condiciones para la singladura, por la práctica sabemos cómo se comporta su casco, su línea de agua, sus curvas evolutivas, como se desplaza ciñendo o de empopada. Caso no se tenga esa información empírica antes de la partida se debe recurrir al jefe de máquinas, al contramaestre o a los tripulantes avezados a bordo. El maquinista nos dará detalles fundamentales sobre los motores principales, los grupos generadores, cantidad de combustible y agua en tanques, el funcionamiento eléctrico y de las bombas de achique, situación de las sentinas, etc.
Con toda esta información se llega al barco, se verifica el despacho ante la autoridad marítima, se empieza a encender los equipos, se va saludando e interactuando con la tripulación. Cada uno en su pequeño mundo hace lo mismo, evalúa y se va sintonizando con su tarea específica. Los marineros empiezan a aligerar las amarras y organizar su arrancho, el engrasador baja y sube de máquinas chequeando paneles, el cocinero sacando sus pollos del frío y con las verduras en la mesada de acero también está concentrado en su salsa a preparar. Todos cumplen actividad esencial, cada tarea es fundamental para que el trabajo salga bien porque es, esencialmente, un desempeño en equipo.
Los ruidos de la radio VHF al testearla, las comunicaciones de otros barcos, la limpieza del parabrisas, poner el barco a son de mar, el embarque de algún equipamiento portátil, la verificación de los datos en el despacho oficial, corroborar radar y gps, las baterías de los vhf portátiles, el trincado y estado de las balsas salvavidas son parte del check in anterior a la salida.
Las voces parecen organizarse y estar en sintonía con el momento donde en lo común no ocurren interposiciones. Hay una armonía necesaria basada en un individualismo colectivo que, prácticamente sin impartir directivas y paradójicamente funciona como conjunto, cuando los profesionales saben lo que hacen, cuando tienen oficio y vocación marítima, cuando el barco está listo a cumplir su objetivo que es abandonar la seguridad que brinda el muelle, soltar amarras y navegar.
Por: Cápitan y Lic. en Historia Guillermo A. Burgos | : @GABurgosOk | : @guillermoaburgos
Por: Redacción