Buenos Aires. La región de la costa atlántica se encuentra en crecimiento en relación a la actividad naval, progresivamente ha habido un aumento de capturas posibilitando excelentes temporadas de muchas especies, en especial langostino y calamar; este motivo citado lleva a las pesqueras a invertir preservando sus flotas o sumando nuevos barcos, ya sea de altura o de costa.
El país tiene una muy buena flota pesquera y naves que realizan servicios en dársena o rada, la misma posee necesidades de reparos, por roturas imprevistas surgidas por fallas de material, o de mantenimiento regular por el desgaste del uso cotidiano; además deben aprobar las inspecciones frecuentes que por normativa la Prefectura Naval realiza en inspecciones a casco seco.
Estos trabajos se llevan adelante en ciudades ya consagradas en esa área: Caleta Paula, Puerto Deseado, Mar del Plata y Buenos Aires. Estos centros trabajan intensamente y al límite de sus capacidades siendo difícil cumplir con el total de la demanda y tiempos previstos por las Compañías, hecho que no aporta a la competitividad o a la reducción de coste que se necesita en lo naviero.
En esta zona no hay facilidades portuarias dedicadas a embarcaciones de pequeño o mediano tamaño, este nicho laboral es considerado en muchas regiones marítimas un propulsor de economía y fuente importante de contratación de mano de obra. Los únicos diques y talleres de expresión activos son las instalaciones de la Base Naval Puerto Belgrano y fueron concebidos para grandes dimensiones.
Esta especificidad laboral tiene la posibilidad de aquí generar un fuerte impacto en la labor calificada, de la misma manera en las Pymes de la región tales como, hospedaje, venta de combustibles y lubricantes, herramientas, consumibles, alimentos, reparaciones navales, transporte, etc.
Gran potencial para generar mano de obra
Si estos barcos ingresaran a nuestro sistema portuario para realizar las mencionadas tareas de reparación/mantenimiento, aumentaría considerablemente el uso de muelle, estiba, provista y cambio de las tripulaciones. Para ilustrar, entre 2017 y 2018 en Puerto Rosales se generaron $ 50 millones en medio año, solamente en tallerismo naval, en insumos, sueldos y jornales a empleados de empresas regionales que allí actuaron.
Viendo el potencial de las instalaciones del hinterland de la bahía y facilidades operativas surge que nuestra región presenta enorme aptitud para desarrollar este tipo de prestación a navieras. Esto es por tener una localización inigualable, disponibilidad de muelles, espacios y profundidades para la colocación de diques flotantes, escuelas de formación y capacitación, zona franca, sector empresario pujante, áreas para logística y transporte, mano de obra de excelencia, sindicatos organizados, etc.
En el país existen estructuras que tienen la capacidad de proveer este tipo de servicios a barcos y que por distintos temas de coyuntura se encuentran inactivas. La Subsecretaría de Vías Navegables cuenta con un dique flotante grande, inactivo, que he visitado en la isla Demarchi, posible de reparar y trasladar hacia esta zona, motivo que me llevó a solicitarlo a esa entidad en una cesión parcial hacia Puerto Rosales, en la gestión anterior. Convergiendo a esto, hay una empresa que dispone de otro dique flotante hoy en operación en la región de San Nicolás, con intenciones de traerlo a la región, con cuyos dueños me he reunido para analizar opciones concretas.
En necesario juntar a los actores de la producción naval a fin de organizar una labor regional sin precedentes, con ideas estudiadas y proyectos. Para atender a la demanda ya existente y generar un nuevo polo de actividades navales debemos hacer uso inteligente de todas las capacidades disponibles y agregarle perfil extra, además de pesca, granel, gas y petróleo. Para tal, hay que gestionar la llegada de un dique flotante que permita el ingreso de bajeles de mediana eslora, concesionarlo a un operador y complementarlo con modernas instalaciones en tierra.
Para avanzar en este proyecto estoy contactando a todos las partes que tengan injerencia, obteniendo consenso para poder organizar un grupo de trabajo con profesionales capaces de concretar este desafío, tendiente a atender a una gran parte de la flota pesquera y a la totalidad de la flota de servicio y apoyo (remolcadores, lanchas, pontones auxiliares, etc.).
Los dirigentes de la región tenemos la responsabilidad de generar nuevas opciones e ir buscando constituir el polo ferroportuario formidable que nuestros padres fundadores proyectaron.
Por: Capitán Guillermo A. Burgos | Twitter: @GABurgosOK
Por: Redacción