Buenos Aires. Aloma Sartor es Ingeniera en Construcciones y Magister en Gestión Ambiental del Desarrollo Urbano. Es docente de la FRBB de la Universidad Tecnológica Nacional, Directora del Grupo de Estudio de Ingeniería Ambiental, Directora de la Maestría y Especialización en Ingeniería Ambiental y cuenta con una amplia actividad en numerosos trabajos relacionados a su maestría. Barilochense de nacimiento y radicada en Bahía Blanca desde hace tiempo, Aloma accedió a responder sobre una serie de temas de gran vigencia e importancia ambiental.
Confluencia Portuaria: Bahía Blanca tiene un entorno industrial relevante y al mismo tiempo, al mayor puerto de la Argentina, ¿Cuáles son los retos de la gestión ambiental urbana en una ciudad de estas características?
Aloma Sartor: «Bahía Blanca es una ciudad donde tempranamente se ha manifestado interés e implicancia en los temas ambientales, si la comparamos con otras del país. Esta condición facilitó el desarrollo de un andamiaje institucional y normativo único en LA, cuyo objetivo es el monitoreo de la calidad ambiental del área portuaria industrial por medio de una ley 12530 (2000), específica para este sector. Lo importante para destacar a 20 años de su creación, es que este sistema propone un andamiaje de tres patas: industrias, comunidad y tecnología. Considero que ese modelo de gestión ambiental sigue vigente para un sector de alta complejidad localizado en un ambiente sensible, que requiere ser valorizado y preservado.»
«En la Ley las partes se ven reflejadas con el compromiso por el desarrollo y sostenimiento del sistema, por parte del sector de las industrias involucradas con el pago de una Tasa Ambiental, (no desde la perspectiva contaminador–pagador) con el objetivo de sostener económicamente un sistema de monitoreo que además construya credibilidad, confianza y transparencia para la comunidad; que ejerce su derecho a partir del ejercicio del control social y la transparencia de la ejecución de los programas de monitoreo y sus resultados, así como del destino de los recursos en el sistema, con participación directa en el Comité de Control y Monitoreo (CCM) donde además deben estar la Universidades y el resto de organismos públicos y privados involucrados; por último el desarrollo del grupo profesional especializado, elegido por concursos públicos, que realiza las tareas definidas en los programas de monitoreo Comité Técnico Ejecutivo (CTE).»
«A partir de su existencia, y sin detenerme ahora en analizar su evolución, considero que el desafío es fortalecer y actualizar este sistema de monitoreo y por sobre todo que, sus resultados anuales sean los fundamentos para el desarrollo de acciones, programas o políticas tendientes a mejorar o revertir problemas, tanto en el plano público como en las propias empresas. No se trata de financiar estudios que nadie lee, sino que sus resultados –públicos sean insumos para direccionar acciones de los decisores (públicos y privados).»
«Los aspectos ambientales y de riesgo (tecnológico y natural) están indisolublemente unidos. La ciudad es pionera en el país en el desarrollo del Proceso APELL (Plan de Respuesta y Concientización ante Eventos Tecnológicos) creado por Naciones Unidas, que fue implementado en Bahía en el año 1995; actualmente este sistema de prevención y respuesta al riesgo tiene muchas oportunidades para incorporar y articular a su sistema, programas sobre riesgo natural, mantener actualizada su base de datos, articular con bases de información climatológicas en línea y replantear su modalidad de comunicación incorporando de plataformas TIC nuevas y diseñando conceptos de comunicación centrados en las personas que pertenecen a diferentes sectores involucrados. Los aspectos institucionales de manejo del riesgo están cubiertos adecuadamente con normativas y recursos destinados por Ordenanza para su sostenimiento; los desafíos se centran en continuar adaptando y profundizando las prácticas, capacitaciones y tecnologías.»
«Bahía Blanca tiene una estructura de ordenanzas, organización administrativa, de gestión y de producción de conocimiento desde donde continuar pensando y tomando decisiones para enfrentar los nuevos desafíos: el crecimiento de la presión industrial y de servicios sobre un área de alta sensibilidad ambiental y de importante vulnerabilidad (sectores localizados en la franja costera que aún viven en condiciones precarias por ej. viviendas precarias en el Saladero, falta servicio de cloacas en sectores de Ing. White), en este sentido la crisis no debería convertirse en el condicionante para hacerlo de la peor manera, por lo contrario los recursos provengan del Estado o privados, deben destinarse a proyectos que transformen estructuralmente el sector y la vida de la comunidad aledaña.»
«Han sido muchos los planes y programas escritos destinados a ese sector: Agenda de Desarrollo HCD-Municipalidad BB (2006-2009); Agencia de Desarrollo (2009-2014), Plan de Desarrollo Local BID (2009-2010), Adefrance (2008-2011); Visión Portuaria Bahía Blanca 2040 (2017-2020) que han producido valiosos diagnósticos, información y propuestas, sin embargo, queda pendiente la construcción de una política de desarrollo ambiental que integre las jurisdicciones y actores del Estuario de Bahía Blanca.»
«En particular el área portuaria se concentra desde Ingeniero White hasta Puerto Galván, los planes de futuras ampliaciones deberán contemplar el alto valor ecosistémico de las áreas internas del estuario para preservar sus funciones, que han sido descriptas reiteradamente por científicos e investigadores locales y extranjeros. En este sentido considero que se deben profundizar acciones institucionales tales como la reciente inclusión de los Humedales de la desembocadura del Río Sauce Chico, que fue incorporada en la Red Hemisférica de Reserva para aves playeras. En relación al Estuario se necesitan desarrollar estrategias de construcción cultural de “valor”, porque si esto no ocurre será muy difícil mantener su calidad ambiental.»
«El desarrollo del puerto tiene múltiples desafíos, cómo hacerlo más eficiente, más sustentable, más articulado con la ciudad y la región. Seguramente se tratará de diseñar “con bisturí” cómo, dónde, de qué forma y con qué tecnologías, muelles y tecnologías de dragados con menor impacto e identificación de zonas verdes (humedales) costeras a preservar. Habrá cosas que se podrán hacer otras no, pero tienen que existir instancias de análisis de alternativas, en cuyo caso las decisiones serán el resultado del análisis de potencialidades y condicionantes de aspectos ambientales, productivos, sociales y económicos. Si se tiene claro esto y se desarrolla una zonificación del sector, cuando aparecen las oportunidades de inversión, públicas o privadas, hay una oferta clara previa y condicionada para el desarrollo de nuevos proyectos.»
«Bahía Blanca y la región se encuentran bien posicionadas ante la necesidad de realizar una acelerada transición hacia las energías renovables, el puerto es un actor trascendente que puede impulsar cambios en el sector. Así como tomar medidas para mitigar las emisiones de gases invernaderos asociadas al cambio climático, ya está en ese camino, siendo el primer puerto en el país que midió su Huella de Carbono y actualmente está trabajando en planes de mitigación. Estos proyectos pueden convertirse en emprendimientos que generen mano de obra, valor agregado, y productividad local. Las tecnologías pueden ser aliadas para el desarrollo de sistemas de monitoreo, optimización de logística de transporte, incorporación de transporte eléctrico y otros.»
«El cambio climático no es un problema de otros, también en la zona se deberán incorporar análisis de escenarios nuevos de riesgo; la zona industrial se encuentra en la franja costera, los escenarios más importantes a analizar son la propagación descontrolada de incendios y las inundaciones, en ambos casos puede existir una imbricación entre un evento de riesgo natural con el riesgo tecnológico propio del sector.»
«El ambiente urbano debe entenderse como un espacio donde se desarrolla la vida pública que se debe acondicionar para mejorar su calidad, en este sentido es necesario comprender la importancia del arbolado público, de los espacios verdes, de la preservación de áreas naturales en la periferia que amortiguan los efectos de eventos meteorológicos extremos (ej. golpe de calor).»
«El abordaje de la gestión a mayor escala de algunos temas ambientales genera algunas oportunidades de mejora es el caso de la gestión los residuos urbanos, donde los municipios destinan muchos recursos, en el caso de Bahía Blanca queda pendiente indagar que oportunidades de mejora surgirían en la complementación de alguna etapa de la gestión integrada los RSU con Coronel Rosales.»
CP: Si concordamos que a los servicios ecosistémicos se los puede definir como los beneficios que obtienen personas y empresas a partir de los ecosistemas. La pregunta es ¿disfrutan actualmente de estos beneficios los residentes urbanos bahienses? Si la respuesta es negativa ¿Cuán lejos o cerca están de hacerlo?
AS: «La presencia de una zona de pastizales y vegetación en una planicie de inundación de un arroyo o río produce servicios ecosistémicos, algunos más visibles que otros, podemos decir que ante la presencia de una lluvia de gran intensidad que produce crecidas, retarda y amortigua inundaciones; en áreas de sierras ayudarán a mantener la permeabilidad del suelo para que el agua recargue los acuíferos. Estas son muestras para decir que seguramente las personas somos beneficiarias de estos servicios, tales como la planicie del Napostá, (para recordar: Bahía Blanca no tiene resuelto uno de los mayores riesgos naturales a la que está sometida que es la inundación).»
«En relación a los servicios ecosistémicos de los humedales del Estuario de Bahía Blanca, su presencia colabora para el mantenimiento de la vida en esos ambientes, y además también retardan y amortiguan crecientes. En este caso el disfrute o no de estos servicios, tiene relación con la reconstrucción del “valor” del disfrute de la presencia de la vida (aves, peces, etc), están además vinculados a actividades económicas, actuales o potenciales, como las pesquerías y el turismo.»
«Conscientes o no, los servicios ecosistémicos o ambientales existen y ayudan a preservar la calidad del ambiente, ellos están presentes en los procesos naturales de degradación o descontaminación por microorganismos en suelo o agua; la presencia de cuerpos de agua con efectos de dilución; la presencia de vegetación que contribuye a filtrar el aire en áreas urbanas, etc. El disfrute consciente de estos servicios ambientales está vinculado a la perspectiva con la que nos relacionamos con la naturaleza. Considero que las generaciones jóvenes tienen mayor conciencia de su trascendencia porque crecieron en un mundo que está en riesgo a su destrucción.»
CP: En la actualidad más del 50% de las poblaciones mundiales viven en centros urbanos y se espera que este porcentaje crezca a un 70% para 2050. Dadas estas grandes concentraciones de habitantes (con el transporte urbano, los automóviles, etc.), la incidencia en la generación de emisiones es importante. ¿Cuáles serían las medidas más relevantes a tomar para mitigar este impacto climático?
AS: «Las contribuciones GEI (gases efecto invernadero) en cada lugar son una radiografía del tipo de actividades que se desarrollan, en Bahía Blanca la incidencia de las emisiones GEI vinculadas a la actividad industrial son preponderantes y la ciudad muestra un valor de emisión per cápita de 16,95tn de CO2 equivalente mayor a la media de América Latina y a la media mundial debido a su perfil industrial intensivo en energía, químico, petroquímico y agroindustrial (con el 23% de las emisiones) y al sector de energía fuentes estacionarias (con el 49% de emisiones), estos valores surgen del estudio realizado de la Huella de Carbono de Bahía Blanca y Punta Alta por la consultora IDOM, que tomó para el cálculo el año 2014.»
«Existen varias oportunidades de mitigación de los GEI. La disminución de las emisiones en los sectores urbanos puede proyectarse con escenarios que incluyan incorporación de energías renovable para el suministro de electricidad en paralelo con medidas de eficiencia energética en edificios, industrias y servicios (paneles solares, iluminación LED, otros).»
«La movilidad urbana también es otro sector que debe transformarse, no es sostenible un modelo que utilice el automóvil individual como medio de transporte; el cambio hacia una movilidad sostenible requiere no sólo de la decisión individual de dejar el auto, sino de intervenciones en el espacio público que la favorezcan (ej. ampliación de la conectividad para circular caminando o en bicicletas, desarrollos urbanos descentralizados con múltiples centros de servicios integrados que evitan el traslado de las personas a mayores distancias). Ante la pandemia el transporte público masivo, que eran la solución a la movilidad en las grandes urbes, se encuentra actualmente en revisión por su incidencia en los contagios.»
«Otra medida de mitigación importante es la transformación de la logística del transporte de carga, la incidencia del transporte de carga en el área portuaria es significativa, el aumento de hasta un 40% de la carga del camión al uso del tren permitiría reducir estas emisiones hasta un 22% según los resultados de la “Estimación de la Huella de Carbono en el área portuaria” y el inventario de GEI que hemos realizado desde el Grupo de Estudio de Ingeniería Ambiental (GEIA) de la FRBB UTN en el año 2018.»
«La gestión de residuos presenta muchas oportunidades de reducción de emisiones en relación a la gestión actual, en todas sus etapas (recolección, separación y disposición final), implementando una Gestión Integrada de los RSU cuyo objetivo sea minimizar la disposición final en el relleno sanitario. Las posibilidades de generación de compost o biogás a partir de la fracción orgánica de los residuos generarían una reducción de las emisiones de este sector, pero requiere implementar separación en origen y modificar la etapa de recolección.»
«Los programas de mitigación no pueden ser generalizables, es necesario primero tener el perfil (inventario de emisiones) de cada lugar y a partir de ahí, identificar en qué sectores es posible intervenir con programas o acciones de mitigación.»
«Los océanos y los bosques son sumideros de carbono naturales, también se pueden construir sumideros artificiales, por ejemplo, a partir de prácticas forestales como plantaciones de eucaliptos u otras especies de crecimiento rápido y de gran follaje.»
CP: Podríamos acordar que la Economía Circular cambiará a nuestras ciudades, asegurando el camino a la sustentabilidad. Uno de sus pilares es el reciclado, ya que así llegarán menos RSU a los rellenos sanitarios o plantas de tratamiento. ¿Cómo ve su implementación en Argentina?
AS: «La Economía Circular imita los procesos de la naturaleza y los traslada a los procesos de fabricación y consumo; es una concepción disruptiva en la que se ha avanzado mucho en Europa y en particular ahora en etapa pos pandemia discuten sobre la necesidad de condicionar los “Estímulos” que están otorgando a las empresas para salir de la crisis, para que los mismos se destinen a proyectos que incorporen estos conceptos o sean de baja emisión de carbono. España aprobó recientemente una ley sobre Economía Circular. En este sentido en la Argentina, no existe una ley de envases, ni de responsabilidad extendida a los productores (REP), con lo que aún no se vislumbran condiciones normativas institucionales que la impulsen.»
«La implementación de estos conceptos en el sector residuos en el país se enfrenta a los límites de la economía lineal, se requieren importantes inversiones para poder recuperar las fracciones de los RSU. Los recursos para la gestión de residuos salen de los presupuestos municipales y alcanzan un 15 – 16 % del mismo.»
«Los fabricantes de los artículos, que después se convierten en residuos, no incorporan su responsabilidad desde el inicio del diseño del mismo y en cambio se desentienden una vez que los venden, en estas condiciones la capacidad de recuperación, reúso, reensamblado, remanufacturado, reciclado, etc., es muy limitada.»
«Se necesita una política pública nacional que le de un marco de cumplimiento obligatorio destinado a generar compromisos de responsabilidad extendida a los productores, esto implica sistemas de recuperación propios o recursos destinados a un fondo que permita su financiamiento. Por sobre todo se requiere cambiar la lógica de uso y descarte y pasar a otra de valoración de la durabilidad de los productos frente a los criterios de obsolescencia programada, de valoración de los materiales, en suma, de recuperación de lógicas que se han perdido a partir del incentivo al consumo.»
CP: Por su vasta trayectoria académica y social, para Usted ¿cuál es el rol de la universidad en la implementación de la gestión ambiental urbana?
AS: «La Universidad tiene un rol preponderantemente formador, sin embargo, más allá del crecimiento de temas ambientales y abordajes de los problemas a partir de la incorporación de la temática en los planes de estudio, en los últimos años han aumentado las actividades de vinculación tecnológica e investigación en estos temas.»
«Es un enorme desafío la formación de profesionales que actuarán en un mundo en crisis de cambio climático y cambios abruptos tecnológicos, no podemos formarlos con el sustento teórico del siglo XX o XIX y en ese sentido en general la educación está en una etapa de transición haciendo foco en construir competencias, capacidades de trabajo colaborativas, perspectivas interdisciplinarias, aspectos todos que requiere el abordaje de la problemática ambiental actual.»
«El perfil de la gestión ambiental urbana se define principalmente desde las políticas ambientales locales impulsadas por los municipios. Sin embargo, la Universidad puede ayudar a partir de impulsar propuestas, ideas, programas, instalar temas en la agenda pública etc. Así como manifestar posturas públicas ante temas que se consideren unánimemente relevantes.»
«En particular considero que Bahía tiene instituciones universitarias y de investigación de gran importancia que puede ser apoyo al desarrollo de programas ambientales; existen varios antecedentes importantes tales como el desarrollo en el 2010-2012 del programa GIRSU impulsado por DOW, el municipio, las universidades y el CONICET. En particular hemos producido documentos valiosos para la gestión del tema de residuos: caracterización de los RSU en Bahía Blanca (Plapiqui-UNS); Diagnóstico integral de la Planta de Separación de Residuos de General Cerri “Ecoplanta” (UTN).»
«También las Universidades han tenido una participación valiosa en el CCM, proponiendo acciones específicas en los Programas de Monitoreo a los Cuerpos Receptores y en el análisis y evaluación de los resultados del Proyecto Integral de Monitoreo (PIM). Se continúa, además, participando en el desarrollo de investigaciones que complementan los trabajos elaborados por los profesionales del CTE (investigaciones del IADO, estudios sobre ruidos UTN, etc.). Han tenido una continua participación en la Comisión Asesora de Medio Ambiente del HCD que ha funcionado casi permanentemente desde el año 1992, también en otras comisiones armadas para atender problemas tales como la crisis del agua.»
«Se pueden seguir enumerando acciones donde intervienen las Universidades con aportes concretos. Creo que es importante resaltar que la definición de la política de gestión ambiental es desde los organismos de la administración pública, en particular en la gestión ambiental local es el Municipio el gran actor convocante, aunque no excluyente.»
Por: Redacción | : @ConfluenciaPort | : @confluenciaportuaria
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