
Punta Alta. Cambia el gobierno, otra ideología y uno piensa, ahora sí, luego pasa el tiempo y vemos que no, que ahora tampoco. Seguimos en este país sin ir más allá de los títulos y frases, rótulos electoreros y sin verdadero conocimiento ni genuina preocupación por muchos de los que los promueven: el Mar Argentino, la Soberanía Marítima, la Defensa de la Patria en el Mar y los Intereses Marítimos.
Intentando entender creo que las muchas restricciones fiscales, la desconsideración a la ley y a las instituciones, el orden a menudo discutido y rechazado, el nivel de desconfianza, las frustraciones entre los ciudadanos respecto al Estado ineficaz y la lenta estabilidad económica y el poco desarrollo, pueden ser ponderadas como cuestiones legítimas para entender la coyuntura argentina.
En esa descripción ha crecido una sociedad que adolece de conciencia marítima, que ha sido puesta de espaldas al mar. Este hecho ha impedido dimensionar la importancia del mismo e incorporarlo integralmente al desarrollo del país. El argentino promedio no entiende del asunto y no le interesa. No sucede solo en Argentina, son pocos los Estados que potencian sus recursos marítimos y los mismos se han interesado en expandir esas fronteras de agua y, tal vez en esto encontremos la manipulación encubierta de actores externos e internos con intereses opuestos a los nacionales.
La soberanía y el interés en el agua
La temática del mar no hace parte del imaginario nacional, inclusive acostumbro decir que los navegantes argentinos no pasamos de gaucho embarcados. Sobre el mar reina la escasez; la escuela no lo enseña, en la universidad aún es rara avis, la prensa difunde algo de la pesca ilegal y la política lo mira de costado.
El ciudadano ignora lo que le pertenece y esto conlleva que resulte arduo que se interese en este tipo de desarrollo y, una cuestión mucho más importante aún, en protegerlo, cuidar sus recursos, y que esa herencia deberíamos honrarle a nuestra descendencia.
Argentina tiene una extensión continental e insular de aproximadamente 2,5 millones de km², reclama soberanía por otros 10,5 millones de km² (territorios en disputa, la extensión de la plataforma continental y la península antártica), de los cuales 6,5 millones de km² son mar. Un país con litoral marítimo de más de 5000 km de extensión, con enormes ríos que constituyen la hidrovía Paraguay–Paraná de confluencia internacional y por donde sale más de la mitad del grano que se produce en el país.
Somos el único país sudamericano en conflicto de soberanía con Inglaterra, quien condiciona nuestra integridad territorial, motivo más que suficiente para que la problemática marítima sea una necesidad en el consenso político nacional, cuando todavía no lo es. Esto a pesar de que hace más de 100 años, el ilustre almirante Storni afirmaba que la razón de ser de los intereses marítimos argentinos facilitarían u obstaculizarían al desarrollo del poder naval de la nación, vinculando esto a la política naval y a la defensa nacional.
Ortega y Gasset, los argentinos a las cosas
Tristemente, muy pocos argentinos lúcidos y con intereses patriotas siguieron su camino y ese legado fue siendo abandonado. En consecuencia, concluyo que Argentina como Estado no ha dibujado una estrategia marítima, por la que nos entiendan efectivamente como a una nación marítima, fluvial y con historia en la Antártida. Aplicar fundamento geopolítico en los intereses marítimos del país, para integrarnos al subcontinente.
Para una efectiva incorporación al interés marítimo, también para sumar al cuidado de la soberanía en el mar, es importante visualizar cuáles son los puntos donde conviene apuntar. Hay una veintena de puntos importantes a considerar: hidrovía, desarrollo portuario, polos logísticos, corredores bioceánicos, Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur, Antártida, turismo, la pesca, energía de mareas, tendido de cables submarinos, desarrollo de la marina mercante nacional, áreas marinas de investigación científica, costos, industria naval, explotación de petróleo off-shore. Son algunos de los intereses que ameritan detallado estudio y respaldo argentino.
Licenciado en Historia, Marino Mercante