Buenos Aires. Sin duda el gran desafío del gobierno provincial es aceptar el reto para poder integrarse en plenitud al Sistema Portuario Argentino, con esa denominación y la necesidad de abordarlo específicamente como un sistema, para que el mismo se pueda convertir en el elemento verdaderamente transformador en la producción y generación de empleos en el país.
Sobre esto, la administración bonaerense parece haber recogido el guante y algunos de sus funcionarios han destacado que hay en danza un proyecto sobre un trabajo integral de los puertos. Estoy ansioso por ver qué se vislumbra en un horizonte de 11 millas náuticas.
Desde esta perspectiva, es menester realizar un análisis exhaustivo ampliando el concepto hacia todos los puertos (fluviales, lacustres y atlánticos), zonas francas aledañas, accesos, rutas, caminos, zonas de transferencia, medios de transporte (tren y camión) y todos sus servicios logísticos.
A posteriori de obtener todo este relevamiento se podrá avanzar sobre los desafíos surgidos y las soluciones para el éxito del proyecto, definidas en escuchar a todos los sectores que conforman a la actividad, a la formación y capacitación permanente, junto con la ocupación de mano de obra calificada y homologada para tal fin.
Para esto, el objetivo debería ser presentar a los sectores portuarios actuantes la situación y el Plan de Acción para la puesta en marcha de un sistema portuario innovador a partir de:
1) La situación en 2019.
2) Qué puede realizarse en 2020.
3) Qué vamos a hacer en 2021 y años siguientes, contemplando un Marco
4) Regulatorio que pudiera ser ampliado o inclusive modificado.
Desde mi visión hay que considerar una serie de principios:
a) Argentina posee sistemas fluviales y oceánicos con movimientos de carga muy significativos, Puertos de Ingeniero White, Quequén, complejo RosaFe como nodos logísticos esenciales para exportar la producción agrícola.
b) La Provincia de Buenos Aires con sus principales puertos (Bahía Blanca, Rosales, Quequén, Mar del Plata, La Plata, Dock Sud, Buenos Aires, Zarate, Campana, San Pedro, San Nicolás) sumados a los puertos patagónicos de porte (Ushuaia, Deseado, Comodoro, Madryn) pueden y deben convertirse en transformadores de progreso y generación de divisas en el país.
c) Zonas Francas (La Plata, Bahía Blanca y Punta Alta) como diferenciales de competitividad en la región del SO bonaerense para – por ahora – el almacenaje de toda la provisión demandada por los barcos y dragas, la maquinaria agrícola y los aerogeneradores.
d) Bahía Blanca, Punta Alta, Quequén y otros como lugares naturales para la instalación de desarrollos productivos de empresas de tecnología portuaria y servicios de tallerismo y reparación naval.
e) Plantas de ensamblado de casillajes, fabricación de metal liviano/pesado para barcos o aparatos navales, etc.
f) Generación de industria naval y servicios portuarios de origen nacional para abastecer a las empresas navieras en general, inclusive exportación.
g) Promoción de innovación en tecnología para barcos pequeños y medianos.
h) Estudio de expansión de sectores vinculados a la reparación naval en las provincias del sur con frente costero atlántico.
i) Oferta de beneficios para instalarse en diferentes sectores ya productivos del sector, tales como los establecidos en la zona de El Tigre.
j) Capacitación de profesionales, técnicos y pymes del país para desarrollar en el área de toda la industria naval y astilleros.
k) Trabajo en equipo de todos los actores del mundo portuario, en mesas redondas con sindicatos, cámaras y representantes provinciales.
Finalmente, a nivel del terruño, seguir insistiendo en una construcción regional nueva, madura, de pantalones largos, entre todos nuestros puertos – Cerri, Galván, White, Base Naval y Rosales – con la participación racional de los municipios, la zona franca, la academia y las fuerzas vivas vinculadas, quererlo y organizarlo ya sería un buen punto de partida.
Por: Capitán Guillermo Alejandro Burgos
Por: Redacción