Desde fines de la década del 60 existe un acuerdo binacional para el Transporte Naval entre Argentina y Brasil. La organización operativa del servicio de transporte marítimo cubierto por el acuerdo es coordinada por un Ente Público No Estatal, denominado Servicios de Transporte Marítimo Argentina Brasil (SEMARBRA), el cual está integrado por armadores argentinos y brasileros autorizados a operar en el marco del acuerdo y funciona con dos sedes, Buenos Aires y Rio de Janeiro.
Su misión es la de disciplinar el transporte marítimo entre Argentina y Brasil promoviendo eficiencia, regularidad y frecuencia, mantener relaciones con los sectores comerciales interesados, dar asistencia a sus líneas miembro y estrechar las relaciones entre las Marinas Mercantes de Argentina Brasil.
Un modelo antiguo y que ha sido denunciado por la Cancillería de Brasil con vencimiento a principio del próximo año. Las corporaciones de los gremios del trabajo, empresarias y políticas de ambos países deberían de haber cuidado y adaptado sus condiciones para resolver las asimetrías existentes y los gobiernos, de igual modo, restringir su voracidad en el cobro de tasas e impuestos.
Todos actores de un concierto sin sonido, que en público reclaman por la competitividad y mejoras de precios para el comercio, pero a decir verdad, ninguno ha ejercido la voluntad política de llevarla adelante. Todos vociferan que se pierde 5.000 millones de dólares por no ejercer una marina mercante de bandera nacional, pero también en hacer crecer las asimetrías que existen en los tráficos.
Decíamos que no teníamos una Ley de la Marina Mercante y hace un par de años contamos con ella. Decíamos que estábamos trabajando en un consenso entre Gremios, Empresarios y Gobierno con el objetivo de consensuar el “Ballena Viva” (nombre que recibió puertas adentro en el gobierno de Mauricio Macri, la estrategia para el sector fluvial y marítimo), la necesaria transformación de las reglas del trabajo.
Nos cuidábamos de no decir “flexibilizar las condiciones laborales” y tampoco así lo logramos. Decíamos que los únicos empresarios argentinos armadores en tráfico a Brasil eran Maruba, EMPASA y Transona, y ahora nos quedaremos sin ellos y lo que es peor, sin nuestros tripulantes a bordo. Decíamos que había que competir, pero en verdad lo único que perseguíamos era un waiver con un delta finger para el intermedio o mediación.
Nuestro gobierno es cierto que no tuvo el tiempo para lograr la voluntad política de mejorar este intermedio, pero siempre llevo la bandera de la corrección de las distorsiones y la mejora de la competitividad. Oportunamente les habíamos adelantado que corríamos contra reloj y que estábamos defendiendo la participación de los gremios del trabajo y empresarios.
En algún momento existió la posibilidad de que Argentina denunciara el mismo en beneficio de la competitividad inexistente.
¡¡¡Una lástima todo!!!
Por: Jorge Metz | : @repicaremocha
Fue Secretario General del CIC Plata, Ex Subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación y Presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de La Plata, entre otros cargos públicos y privados desempeñados.
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