Buenos Aires. Las previsiones indicaban que este sería un año importante para abordar la biodiversidad. Estaban programadas varias y decisorias cumbres en 2020: Congreso Mundial de la Naturaleza en Francia; una conferencia de las Naciones Unidas sobre los mares en Portugal, una Cumbre de la Naturaleza en Nueva York y finalmente una conferencia mundial sobre biodiversidad en China.
Nada de esto sucedió porque la naturaleza dispuso otra cosa: una pandemia provocada por el covid-19, con más de un millón de personas infectadas y miles de fallecidas. Pero lejos de desviar nuestra atención sobre la biodiversidad, este trágico suceso no ha hecho otra cosa que poner todos los focos sobre este tema. Los vínculos entre enfermedades epidémicas y biodiversidad se comienzan a entender y su complementariedad es cada vez más obvia.
Para comprender cuál es su significado cuando hablamos de diversidad biológica, debemos decir que es la variedad de formas de vida en el planeta, incluyendo los ecosistemas terrestres, marinos y los complejos ecológicos de los que forman parte, más allá de la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y los ecosistemas. La biodiversidad es importante por sí misma: es un indicador de la riqueza de la vida a escala mundial.
Destrucción de la variedad de seres vivos y Covid-19
La aparición de la pandemia declarada por el Covid-19 es una evidencia de la relación entre la perdida de diversidad biológica (agricultura intensiva, deforestación, invasión de hábitats silvestres, etc.) y la aparición de patógenos como el mencionado. Este suceso fue anticipado en numerosas investigaciones y publicaciones de prestigiosos científicos, muchos de ellos minimizados o descartados por tremendistas o faltos de fundamentos.
A modo de ejemplo, citamos un estudio de 2010 de la Dra. Felicia Keesing y varios colaboradores, llamado “Impactos de la biodiversidad en la aparición y transmisión de enfermedades infecciosas”, en él nos explica lo siguiente “las disminuciones actuales sin precedentes en la biodiversidad reducen la capacidad de las comunidades ecológicas para proporcionar muchos servicios fundamentales del ecosistema.” Concluyendo que “la pérdida de diversidad biológica tiende a aumentar la transmisión de patógenos y la incidencia de enfermedades.”
Esperanza y resiliencia
Está claro, seguir perdiendo biodiversidad nos expone a la aparición de nuevas pandemias. Pero estos dos no son los únicos desafíos a enfrentar por la raza humana, nos queda el cambio climático. No obstante, y ante un panorama que se presenta desolador, también puede ser disparador de una esperanza, basada en la solidaridad.
Las agendas de los gobiernos deben seguir incluyendo todos los temas ambientales que, en los congresos o conferencias hoy pospuestos, se tratarían y/o negociarían. Pues bien, si no es en persona, será en forma remota, pero tanto los líderes como los pueblos deben arribar a acciones unificadas, para asumir de una buena vez la realidad: ¡No debemos seguir destruyendo la diversidad biológica! Debemos proteger a los ecosistemas de una despiadada invasión humana, ellos nos ayudan a mantener la biodiversidad y mitigan el cambio climático Esta vez ¿Habremos aprendido?
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Por: Redacción