Buenos Aires. Según informes de las Naciones Unidas, el 80% de la contaminación de los mares se origina en tierra, y esto incluye unos 8 millones de toneladas (8 mil millones de kilogramos) de desechos de plástico por año. El daño que causa el plástico es devastador. Afecta negativamente en las comunidades que viven de la pesca y el turismo, matan a los peces, aves y mamíferos marinos, y termina afectando a toda la cadena alimentaria, de la que dependemos en última instancia.
La «economía azul» del océano es eje central de nuestras vidas: los productos del mar son la principal fuente de proteínas para al menos una de cada cuatro personas en el mundo. Y a menos que invirtamos la tendencia, dentro de poco podría haber más plástico que peces en los océanos.
Algunos datos claves
* Los océanos cubren más de 70% de la superficie del globo. Solo el 1% de la superficie oceánica está protegida.
* Entre un 50 y un 80% de la vida en la Tierra se encuentra bajo la superficie del océano, que constituye 90% del espacio habitable del planeta.
* Menos de 10% de este espacio ha sido explorado hasta ahora por el ser humano. Un conjunto de organismos marinos minúsculos llamados fitoplancton producen la mitad del oxígeno de la atmósfera mediante la fotosíntesis.
* Los océanos contienen 96% de toda el agua de la Tierra. El resto es agua dulce que se encuentra en forma de ríos, lagos y hielo.
* El océano absorbe anualmente cerca del 25% del CO2 que se agrega a la atmósfera debido a la actividad humana, reduciendo así el impacto de este gas con efecto de invernadero en el clima.
* El conjunto de los ecosistemas costeros que actúan como sumideros de carbono, como los manglares, las marismas salinas y las praderas submarinas pueden contener una cantidad de carbono cinco veces superior a la de los bosques tropicales.
Además del plástico
Si bien es la causa que más visibilidad tiene, a los Océanos los estamos afectando con: aguas residuales (la mayoría de nuestros deshechos terminan en el mar, mucho sin tratar). Vertidos industriales y agrícolas (los productos químicos alteran el ph oceánico). Residuos nucleares (muy contaminante del plancton). Calentamiento global (el aumento de la temperatura ayuda a la acidificación de los océanos).
Más allá de algunos esbozos e intentos de empresas privadas e incluso algunos estados, no existe una campaña sistemática de limpieza para los mares. Y muchísimo menos un compromiso serio de, al menos, disminuir la contaminación y la sobre explotación de recursos naturales muy valiosos, que el mismo mar nos da.
Un ejemplo claro es el de las ostras, que actúan como los riñones del océano (cada ejemplar purifica 227 litros de agua por día), filtrando los contaminantes y dejando agua limpia. Eliminan sustancias químicas como el nitrógeno y el fósforo, que entran en el océano por la actividad industrial. Y en el colmo de la autodestrucción, se calcula que el hombre ya mató al 85% de las ostras.
El mar es un ecosistema muy extenso y variado, comportándose como un organismo vivo que elimina residuos y lucha contra la infección, los parásitos, virus y bacterias, pero su capacidad de defensa es limitada y, en algunos casos, ya está agotada. Actuemos ahora y quizás tengamos tiempo.
Por: Confluencia Portuaria | Twitter: @ConfluenciaPort
Por: Redacción