
El Agua, embrión y útero de la vida en la tierra, madre de todas las madres, esencia y vehículo en el desarrollo de las sociedades humanas.
Hoy es el día internacional del agua y lamentablemente aún para muchas personas esta fecha no pasa de una simple efeméride cuando ya es menester darle una importancia mucho mayor.
Es fundamental que cada uno de nosotros, en las geografías favorables al acceso a este recurso cuidemos el uso racional y evitemos el derroche, buscando la captación, optimización y el cuidado, a modo personal de considerar a cada agua, como propia. Esta acción individual que se transforma en colectiva, multiplicadora de una filosofía de preservación e inclusive de reversión de daños ya perpetrados, permitirá exponencialmente la continuidad de un disfrute futuro.
Todos precisamos del Agua, pero en especial a los que ejercen trabajo en el agua les cabe instruirse respecto, no sólo en la biología necesaria y sí también en políticas de Estado medioambientales, tendientes al mantenimiento, lo más próximo y semejante posible a un estado natural. De ello depende que las personas que usufructúan también del agua como un recurso de placer puedan seguir disponiéndolo en tiempos venideros.
Los fundamentalismos, los modelos totalizantes, el todo o nada en este aspecto del uso inteligente del líquido, antes de contribuir va a entorpecer al esperado desarrollo de las actividades, que se esperan racionales, justas medidas de coexistencia y distribución entre las necesidades del ser humano y las de la Tierra que nos alberga.
Lo que bebemos, cómo cocinamos, el alimento obtenido del mar, ríos y lagos, las lluvias, la energía, el riego, el equiilibrio de las mareas, el baño diario, todo, absolutamente todo es esencial a nuestras vidas. La plegaria para que el beneficio del Agua llegue a la mayor cantidad posible de personas y que éstas algún día puedan sumarse a la preservación de la misma.
Licenciado en Historia, UFPEL, RS, Brasil