Cada persona que cruza una frontera por vacaciones, genera trabajo del otro lado, y cada camión o vagón que busca transitar, ya está generando trabajo a ambos lados de la frontera. Es decir, toda vez que las burocracias no resuelven la fluidez del paso, no están evitando contrabando o transgresiones a la ley, sino solo encareciendo la vida de millones por unos malhechores que, seguro, ni pasarán por allí.
No habrá guerra si primero llega el ferrocarril para el comercio
Varios historiadores citan la intención del Presidente de Argentina Julio Argentino Roca ante el apuro por construir una línea ferroviaria desde Bahía Blanca hacia la Cordillera de los Andes: “Necesitamos al ferrocarril por si se desata una guerra, pero si primero logramos que el ferrocarril sirva para el comercio, pues entonces no habrá guerra”.
Esa frase sintetiza varios relatos y no solo sobre el pensamiento de Roca, sino también de algunos de sus coroneles que se dedicaron a evaluar trazas ferroviarias entre el centro Sur de Mendoza y hasta la Villa del Nahuel Huapi (Hoy SC de Bariloche).
El buen impulso integrador culminó en 1910, cuando una manifestación conjunta de trabajadores de la vid y sus patrones, patrocinados por el gerente del ferrocarril BAP, viajaron a Buenos Aires para solicitar la cancelación de la firma del tratado de libre comercio con Chile (Lacoste, Historia del Ferrocarril Trasandino Central).
¿Podríamos imaginarnos a aquellos dos países integrados para salir a competir con el Mundo, en 1910? Igual que en aquel momento, todas las pocas explicaciones para no concretar ni mejorar los cruces/pasos internacionales y los corredores bioceánicos, nos dejan detenidos más de un siglo atrás.
Ya en otro milenio, sobran las pocas voces que aseguran que nadie decida la construcción del Fc Trasandino del Sur, lo cual logran con una simple consigna que el funcionario de turno no sabe contrarrestar: “¿Pero para qué lo quieren? Si allí no hay carga”.
La Mesopotamia jamás deberá conectarse
Entre la ineptitud de quien afirma o hubiere afirmado que no hay que construir puentes sobre los ríos de la Mesopotamia “para evitar una invasión brasileña” y los que gritan que no se justifica ningún puente “porque allí no hay carga”, la primer conexión física llegó en el último tercio del Siglo XX y siguen sobrando las pocas voces técnicas que increpan al funcionario distraído con un “ese puente no se justifica”.
Nota importante: “Sobran las voces” refiere a menos de una docena de fundamentalistas que siempre están sentados junto a cada ministro de turno.
Aislados para ser dominados
Hace pocos meses, en este año 2023, el Estado Argentino decidió restringir los pagos a los fletes internacionales. El único resultado fue la desaceleración del comercio exterior y que los contratos solo pueden ser realizados pagando desde el exterior. Es decir, no solo que resulta en una decisión antisoberana, sino que es del mismo tenor que el bloqueo al libre comercio con Chile de 1910, o que cada fundamento tecnocrático para que no se realicen corredores bioceánicos o simples puentes sobre nuestro propio Río Paraná y así unir más al País entre sí.
¿Cuánto pierde la economía por cada día en que un camión está parado en la frontera?
¿Cuánto pierde de ingresos de divisas por restringir la libre contratación de los fletes de ultramar?
¿Cuánto de sueños de vivir en un país cada día mejor y más desarrollado podremos tener si la única respuesta a la soberana protección es el aislamiento que siempre resulta en que ganan los de fuera?
Especialista en Planificación y Política de Transporte