Buenos Aires. El pasado lunes zarpó el rompehielos Almirante Irízar desde su apostadero en la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires, para realizar la prueba de máquinas previa a la Campaña Antártica de Verano 2020/21. La misma abarcará una navegación de aproximadamente 10 días en la que se probarán los motores y sistemas principales de la unidad. En simultáneo, la dotación del buque se ejercitará en roles específicos con el objetivo de afianzar su adiestramiento en el mar.
Comandado por el Capitán de Navío Carlos Claudio Musso Soler, la emblemática nave cuenta a bordo con la presencia del Jefe de Proyecto Rompehielos ARA “Almirante Irízar”, CN Diego Jorge Benítez, y del Comandante de Transportes Navales, CN Marcelo Paternostro. Asimismo, embarcaron oficiales del Comando de la Flota de Mar; el Vicepresidente del astillero Tandanor y representantes de la Sociedad de Clasificación DET Norske Veritas Germanischer Lloyd (DNV-GL), a cargo de certificar las características que definen a este buque como rompehielos.
Pruebas y ejercicios
Durante los días de navegación se llevarán a cabo, principalmente, pruebas generales de sistemas, motores y máquinas. También se efectuarán maniobras con helicópteros Sea King de la Segunda Escuadrilla Aeronaval –cuyos pilotos aprovecharán la oportunidad para recalificar– y con dos helicópteros Bell 212 de la VII Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina, con quienes el rompehielos trabajará de manera conjunta en la base antártica conjunta Marambio.
Por último, está previsto un ejercicio de remolque junto al aviso ARA “Bahía Agradable”, quien también participará de la próxima campaña antártica.
“Con esta serie de ejercicios apuntamos a comprobar el correcto funcionamiento de los equipos, pero también se busca trabajar en equipo, adiestrarnos, conocernos bien de cara a los próximos meses y ajustar todos los detalles necesarios”, señaló el Capitán de Navío Musso Soler.
Protocolo de salud a bordo
Como consecuencia de la pandemia mundial provocada por el COVID-19, el rompehielos ha puesto en marcha un estricto protocolo a fin de evitar al máximo cualquier posibilidad de contagio. De esta forma, todo aquel que embarca debe ser hisopado por personal del Departamento de Sanidad para constatar la ausencia del virus. Ya dentro de la unidad es obligatorio el uso del barbijo en todo momento, respetando siempre la distancia física.
Entre algunas de las medidas adoptadas, también se dispuso que las comidas no se sirvan en los comedores correspondientes, sino que cada persona deba retirar su ración y almorzar o cenar en el camarote asignado. “Se ha distribuido al personal de a dos o tres personas máximo por camarote, y cada uno debe comer en distintos turnos. Todo esto implica una organización diferente y nos exige mantener siempre los recaudos correspondientes para minimizar todos los riesgos”, explicó el Comandante del rompehielos.
Fuente: Gaceta Marinera
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