Buenos Aires. Entrevistamos a Marcos Hurodovich, uno de los más notables veleristas de Brasil. Marino de larga experiencia, surcó las aguas en distintos océanos e inclusive un gran conocedor de la Patagonia -canales argentinos y chilenos- y Antártida.
Además de su dote de embarcado tiene gran experiencia en trabajos de construcción naval en astilleros de renombre internacional, en San Pablo y en Río de Janeiro. Con gran amabilidad, Marcos aceptó el dialogo propuesto por nuestra redacción.
Confluencia Portuaria: Además de ser un eximio navegante, ha trabajado en importantes astilleros: ¿Nos cuenta sobre alguna construcción destacada en la que haya participado activamente?
Marcos Hurodovic: “Si por supuesto. Un trabajo que marcó mi carrera náutica ocurrió en el año 2008, en la construcción del Velero Pangaea de 105 pies (31.5 m. de eslora), con casco de aluminio reciclable y una superficie velica de 600 m. Fue encargado por el explorador y conservacionista sudafricano Mike Horn, quién a posteriori se transformaría en uno de los principales impulsores del respeto al medio ambiente, de la limpieza del planeta y de la protección de los recursos naturales.”
“El velero fue construido en Itapevi, botado en el puerto de Santos y tuvo su arboladura instalada en la localidad de Guarujá, todas estas etapas en San Pablo. Este monocasco está equipado con las tecnologías sostenibles de última generación, paneles solares y materiales reciclables. Posteriormente a su entrega en Europa progresivamente el barco fue realizando expediciones continentales de muy largo aliento cubriendo todos los océanos, circunnavegaciones y círculos polares.”
CP: ¿Cómo fue la construcción y entrega del Pangaea?
MH: “Todo el proceso de construcción fue súper acelerado en el astillero de Thierry Stump. Armamos completa la estructura de porte y verdadera obra de arte, -eslora de 31.5 m y manga de 9 m- en apenas 14 meses de durísimo trabajo contra reloj.”
“Una vez concluido y hechas las correspondientes inspecciones y pruebas de mar zarpamos de Guarujá rumbo al mar Mediterráneo. Nuestro plazo para poder cubrir la travesía ya estaba vencido, por ese motivo tuvimos que hacer en ese momento una verdadera carrera loca para honrar los tiempos y las fechas del contrato.”
“Aún durante la navegación trabajábamos muchas horas en la instalación de equipos y, al mismo tiempo, lijando las maderas de la cubierta en detalles del acabado final. Hicimos una escala rápida en Recife (prov. de Pernambuco) y luego sin escalas hasta Mónaco.”
CP: Atento a lo que nos dices, de que no hubo tiempo para probar la flamante embarcación antes de partir rumbo a Mónaco ¿Cómo resultó el cruce del Atlántico y cuál fue la respuesta del Pangaea?
MH: “Debo confesar que el cruce del Atlántico fue duro, demandó 18 días en los cuales navegamos contra los vientos alisios y las ondas en proa siempre dándonos de frente, literalmente en la cara.”
“Estábamos con velas prestadas del velero Paratii 2, del navegante Amyr Klink, pero se rifaron (rasgaron) aún en aguas brasileñas, próximo a la isla Fernando de Noronha. Por este motivo tuvimos que cruzar el océano a motor. El Pangaea posee dos motores Mercedes-Benz de 480 CV, marinizados y adaptados en Brasil al uso naval.”
“Aprovechamos para probar toda la parte mecánica, principalmente el sistema de refrigeración, que usa circuito cerrado de agua dulce y hace el intercambio de calor por medio de skegs en el casco.”
“Otro punto importante fue descubrir cuál era la mejor relación velocidad/consumo; para tal, a veces navegábamos apenas con uno de los motores siempre controlando el gasto de litros/hora ocurrido. El barco Pangaea probó que es una máquina de viajar, en cualquier estado de mar que enfrentamos, no bajaba de los diez nudos de velocidad.”
CP: Finalmente arribaron a Mónaco y su glamour ¿Cómo fue la llegada a destino?
MH: “Nuestro arribo al muy exclusivo puerto de aguas profundas Hércules fue un momento muy especial, principalmente para la tripulación brasileña, enamorados por barcos y coches de carrera.”
“Llegamos al principado en la semana del gran premio internacional de Fórmula 1 y cuando estábamos entrando al club náutico era posible escuchar el rugido de los motores de los autos, saliendo del conocido túnel donde ante una curva inminente se reducen los cambios rápidamente.”
“Fuimos recibidos por un show de bocinas y sirenas de los barcos que estaban allí atracados esperando la carrera. El propósito de la entrega de este velero en tan afamada marina era para que fuese bautizado por el príncipe Alberto II de la familia Grimaldi, con explosión de la tradicional botella de espumante Mumm en el flamante casco.”
CP: ¿Pudieron aprovechar algo del tiempo libre en Mónaco?
MH: “Al día siguiente a la ceremonia de bautismo aproveché el día franco para recorrer a pie toda la extensión de la pista montada entre las calles de la ciudad. Demoré en total 1 h 20 min caminando el circuito y pensé en ese momento que un coche de F1 tarda sólo 1 min 15 s en cumplir el mismo giro.”
“A bordo tuvimos la oportunidad de recibir a algunas personalidades del jet set, entre ellos el piloto finlandés Heikki Kovalainen de la escudería McLaren Mercedes-Benz y al tenista alemán, ex número 1 del mundo, Boris Becker.
Además de la experiencia profesional me cabe destacar que fue muy bonito ver a la bandera brasileña flameando al viento en el Principado de Mónaco y tener nuestro reconocimiento internacional de óptimos constructores navales.”
Intérprete: Guillermo Burgos
Por: Redacción | : @ConfluenciaPort | : @confluenciaportuaria
Por: Redacción