Buenos Aires. Los espacios públicos, destacados vectores de la interacción socio-comunitaria, se encuentran en la actualidad contemplados en cualquier agenda del desarrollo urbano actual. En directa relación con los estándares requeridos para mejorar la calidad de vida de las poblaciones, estas áreas perimetrales abiertas a toda la gente, suelen irrumpir la monotonía visual y existencial de la ciudadanía. Hoy son un componente urbano tan fundamental como insoslayable. Abundante legislación los regula y el sentido común de quienes los disfrutan a diario, los fundamenta.
En el caso de Ushuaia, son reiteradas las veces que hemos destacado el patrocinio que la actual gestión municipal ejerce sobre dichos espacios, recuperando, readecuando o generando zonas verdes o de recreación con arreglo a las necesidades y demandas de la población local.
Pero si bien hemos destacado la contundencia de las políticas públicas direccionadas a tales necesidades, nunca contemplamos la incidencia que la cuestión de género tiene sobre las mismas.
Hábitat III – ONU
No es casualidad que una conferencia centrada en las cuestiones urbanas, como Hábitat III realizada en el año 2016, sea la primera gran conferencia de las Naciones Unidas tras la aprobación de la Agenda 2030 y sus objetivos de desarrollo sustentable (ODS).
Así pues, en buena medida, el éxito del desarrollo sostenible estaría pasando también por atender de manera especial a las áreas urbanas, la planificación, los espacios públicos y por garantizar que la perspectiva de género está incorporada transversalmente y de manera sustancial.
La especialista en desarrollo Urbano, Inés Sánchez de Madariaga, explica que en las últimas décadas, en ciudades concretas y de manera intermitente, “el género se ha introducido en la planificación y el diseño urbanos, pero no ha sido nunca una prioridad estructural, sino una cuestión si se quiere testimonial”. Al ser concebida desde una óptica reivindicativa, más que sustantiva, no se ha aplicado de manera sustancial, ni se ha incorporado en forma estructural en las políticas urbanas.
Se torna imprescindible entonces que la cuestión de género llegue a temas con verdadero poder transformador como la fisiología, la movilidad, las infraestructuras, el big data, la gestión de residuos o la política energética; temas, todos ellos, con una fuerte componente urbana.
La mujer actual requiere espacios públicos seguros e integrales
Pensar en Ciudades y ámbitos públicos seguros es una iniciativa fundamental para lograr construir sociedades urbanas y otros entornos con espacios públicos concebidos desde la óptica del empoderamiento de mujeres y niñas. Por suerte las agendas gubernamentales son nutridas a diario con dichas temáticas, que van llegando a los escritorios gubernamentales en formato de proyectos, pero también inundan sitios de internet, espacios académicos, informativos, el cine y la televisión, como así también se manifiestan en la vía pública.
Quizá sea momento también de comenzar a pensar que implicancias tiene este cambio de paradigma con respecto a las cuestiones ambientales. Por suerte la igualdad entre mujeres y hombres se ha ido consolidando como requisito imprescindible para lograr la conservación del ambiente y el progreso económico y social. Si bien falta mucho, los avances en la última década parecen haber sido sustanciosos.
Lograr romper el silencio de larga data sobre la violencia contra las mujeres (el no concebir la organización del espacio público pensando en la diversidad de género es otra de las tantas formas de continuar ejerciéndola) sobre un espacio que muchas veces no es pensado ni diseñado para sus cualidades fisiológicas, quizá signifique abonar el camino de la integralidad.
De este modo, concebir espacios integrales, con normas de seguridad y confort verdaderamente universales contrarrestaría los vicios comunes de una planificación atrofiada que solo concibe una masculinidad anacrónica y, por sobre todo, disfuncional.
¿Cuáles son las necesidades de las mujeres en el espacio público?
En el portal de internet onuhabitat.org.mx aparecen los resultados de una investigación realizada en el marco del Programa Nacional de Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018 (México) que demuestra las demandas concretas que tienen las mujeres para que el espacio urbano sea seguro e integral en materia de género.
Sólo por mencionar algunos ejemplos, el informe revela que en lo que atañe a los patrones de movilidad, las mujeres llevan a sus hijos a la escuela tres veces más que los hombres y que es dos veces más probable que un hombre utilice la bicicleta respecto a una mujer, por razones de seguridad.
En lo que hace a la seguridad urbana, el 31 % de las mujeres están preocupadas de ser víctima de un robo. 1 de cada 4 mujeres ha experimentado algún tipo de acoso sexual en el transporte público, 14% ha sufrido tocamientos o manoseos; 8% ha tenido miedo de ser atacada sexualmente y 1,3% ha sido violada.
Ushuaia y su casa de la mujer
Para finalizar, no debemos perder de vista un proyecto que está llevando adelante el Municipio de Ushuaia con respecto a la cuestión de género y que entronca perfectamente con los requerimientos de la actual agenda urbana ambiental en lo que hace a los objetivos de lograr ciudades y espacios públicos seguros e integrales desde una perspectiva de género.
Dados los avances en materia de políticas públicas y género, es válido recordar entonces el desarrollo de la Casa de la Mujer de Ushuaia, un edificio público que será emblemático desde la ubicación, pasando por el diseño y, por sobre todo, por la función que tendrá en la comunidad.
Concebida como un espacio de interacción, concientización y contención para las mujeres de la ciudad, este novedoso edificio buscará concretar las exigencias de los nuevos paradigmas, que exigen la igualdad de género y la democratización de las relaciones interhumanas en aquellos niveles en los que aun persistan disparidades.
Un buen avance en lo local, porque más allá de acompañar a las mujeres en el tránsito hacia la democratización total de las cuestiones de género, de buscar su protección de los flagelos de la violencia, el acoso y la subestimación, es también una fuerte apuesta al desarrollo sustentable urbano, en la medida que se direcciona a la búsqueda de una solución integral de la problemática.
Por: Virginia Rizzo
Licenciada en Ciencias del Ambiente
Directora del Observatorio Socioambiental
del Instituto de Estudios Fueguinos (IEF)
Por: Redacción