Buenos Aires. La irrupción del SARS-CoV-2 en el mundo produjo una crisis severa en el mercado internacional de petróleo. La caída en la demanda por la pandemia, más el enfriamiento de la economía desde fines de 2019 y el exceso de producción durante la guerra de precios entre Arabia Saudita y Rusia, derrumbaron el valor del crudo.
Esta situación llevó a que Moscú y Riad establecieran una tregua, liderando junto a la OPEP, Estados Unidos y otros países, a anunciar un recorte en la producción a partir de mayo. No obstante esto, los precios siguieron en picada, llegando a la cotización negativa del barril de crudo WTI, referencia para el mercado estadounidense. Y a una caída más acelerada del barril Brent, referencia para Europa. Otro factor importante se hizo presente para desestabilizar aún más el panorama: la inminente saturación de los sitios de almacenaje del hidrocarburo.
Algunos analistas internacionales ya habían anticipado que el recorte anunciado llegaba tarde y era escaso. El número original pactado por la OPEP y sus aliados es de unos 10 millones de barriles menos por día, un 10% del suministro mundial, a partir de 1 de mayo, pero esto no ayudo demasiado para estabilizar el mercado.
Ahora, los anuncios de Kuwait y otros países anticipando la fecha pactada de los recortes en la producción de crudo, más la amenaza lanzada por el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que ordenó a sus fuerzas navales disparar contra cualquier buque iraní que considere intimidante en el Golfo Pérsico, permitió un alza en los precios del crudo el último viernes, aunque se estima que será temporal.
Fuente: oilprice.com y cnbc.com
Por: Redacción | Twitter: @ConfluenciaPort
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