Hasta el siglo XVII la problemática de la botadura de los buques se superó con facilidad gracias a la flexibilidad de la madera y a lanzamientos de embarcaciones proa a la mar, procurando evitar que se produjeran daños en los barcos. Posteriormente con la llegada del acero las botaduras se empezaron a llevar a cabo popa a la mar, tal como se hacen en la actualidad, principalmente para reducir el saludo de los buques en el momento del contacto de la proa con el agua. Pero la llegada de los superpetroleros exigió diseñar elementos que evitaran que partieran en los lanzamientos.
El desafío de la botadura en grada inclinada de los superpetroleros
Entre los años 1967 y 1983, la empresa “Astilleros y Talleres del Noroeste, S.A. (ASTANO)” construyó treinta y ocho buques petroleros. Aquellos barcos abarcaron desde pequeños petroleros de 500 toneladas de peso muerto (TPM), hasta los mayores buques construidos en grada inclinada, de más de 363.000 TPM. Las construcciones fueron incorporando progresivamente a las características de proyecto, los equipos y sistemas requeridos por los convenios internacionales más importantes de la época, principalmente SOLAS y MARPOL.
Entre estos sistemas y equipos se encontraban los siguientes: servicios de gas inerte en los espacios de carga, cámaras de control de carga y lastre centralizadas, cámaras de máquinas desatendidas (sin necesidad de personal de guardia y vigilancia de forma constante), controles de descargas, disposiciones de lastre segregado, y sistemas de limpieza de tanques de carga.
El patín, la pieza clave
José Deus ingenió el “patín”, la pieza clave que evitó que aquellos grandes buques pudieran partir el día de su lanzamiento, facilitando el giro del buque, reduciendo así los brutales rozamientos que solían acompañar a este tipo de procesos cuando los buques se botaban sin este ingenioso invento. El patín, todavía en uso, consta de dos partes construidas en acero, que deslizan una sobre otra, en la superficie cilíndrica de contacto entre ellas, facilitando de esta manera el giro del buque durante el lanzamiento. Además, sobre el patín reposan los santos de proa, que también ayudan a dar más flotabilidad al buque durante la botadura.
Deus, en su etapa final, después de sus éxitos en Astano, también realizó trabajos técnicos para diferentes astilleros como Metal Ship e Hijos de J. Barreras que permitieron a estas factorías abordar la construcción de buques de mayor tamaño, así como una optimización de sus instalaciones de producción.
Deus, la gran persona
Deus, como miembro de la Armada y como responsable técnico de Astano, fue un ingeniero naval de notable capacidad matemática, que supo hacer frente a los enormes retos técnicos a los que tuvo que enfrentarse para que unos astilleros de Ferrol fueran capaces de construir y botar en grada inclinada buques petroleros de gran tamaño, ante el escepticismo de ingenieros de todo el mundo, principalmente japoneses. Pero por encima de todo eso, aun floreció otra de sus grandes cualidades, la de la gran persona que era.
Un día le escuché decir a un amigo y compañero que su primer contacto con Deus se produjo en 1996, a raíz de una consulta técnica que le hicieron a un grupo de ingenieros de la Armada, sobre la técnica extensométrica. Me contó que en ese momento llamó a Deus y le preguntó sobre la posibilidad de poder quedar con él para que le explicara algo sobre el tema, y ya en ese momento quedó sorprendido por la buena disposición de Pepe.
El día de la reunión, y para su sorpresa, Deus apareció con varios de sus apuntes bajo el brazo, acompañados de recomendaciones bibliográficas y sabios consejos sobre cálculo de estructuras. Pero lo mejor llegó cuando cogió la tiza y empezó a escribir en la pizarra, mientras decía: “La ley de Hooke establece la proporcionalidad entre esfuerzos y deformaciones…”. Y continuó así durante casi dos horas, con unas explicaciones de una claridad y pedagogía difíciles de encontrar en nuestros días.
Los cuatro ingenieros y un jefe de máquinas allí presentes, pendientes de sus explicaciones, se quedaron literalmente con la “boca abierta”. Pepe Deus en aquella época ya rondaba los 70 años. Por cierto, Deus solo quiso “cobrar” por aquella clase magistral un software de cálculo estructural por el método de elementos finitos, que mi amigo insistió en regalarle. Finalmente, un buen día, mi compañero buscó una excusa para llamarle y entonces le preguntó si le había gustado el software, y este le contestó: “No está mal, pero se basa en algunas hipótesis incorrectas y aunque tenga bastantes años encima, prefiero seguir utilizando el mío”.
Pedro López Fachal, un pupilo de Deus
Un compañero también mugardés, el ingeniero naval Pedro López Fachal, con 24 años, y en sus inicios, conoció en Vigo a un Deus que ya superaba los 70, trabajando en HJ Barreras. Pedro aún recuerda todo lo que aprendió de don Pepe Deus cuando recibía de él sus cálculos manuscritos y sus planos de picaderos corregidos, así como aquellos consejos cariñosos que decían: “chavaliño, te lo vuelvo a explicar…”.
Pedro recuerda que Deus, como buen gallego, era desconfiado por naturaleza, y siempre, el mismo día de la botadura les hacía soldar un par de refuerzos transversales adicionales en los santos (por si acaso, y para estar más tranquilos, como él decía).
Por cierto, Pedro destaca que siempre le sorprendió que, aunque Deus no usaba procesadores de textos ni hojas de cálculo (lo hacía todo de manera manuscrita), si sabía usar programas informáticos de cálculos de estructuras, e incluso mejoraba las hipótesis en las que se basaban.
Joaquín Camiña López, otro pupilo
Joaquín rememora que Deus solía asistir invitado a las botaduras de Barreras, en Vigo, y en aquella época trataba mucho con él en el trabajo, comían juntos por la zona de Bouzas y recuerda que era justo en esos momentos de ocio cuando un modesto Deus, más hablaba de su vida en general. Una vida muy heterogénea y con muchos momentos singulares, que Deus contaba quitándoles importancia, de manera natural, y sin pretender impresionar al oyente, aunque Joaquín reconoce, que impresionaba.
Le contó que, en una ocasión, cuando era joven y estaba en la Marina, hubo un problema con un submarino, que quedó hundido sin capacidad de salir a la superficie debido a una avería. Para solucionar el problema era necesario bajar y manipular algún elemento que estaba imposibilitando que la nave emergiera. Y sin pensarlo, Deus se presentó voluntario para la maniobra de rescate.
En aquel momento, los equipos de submarinismo no eran tan avanzados ni tan seguros como hoy en día, y una de las bombonas que llevaba reventó con la presión y le abrió una brecha importante en la espalda. Tras arreglar el problema, salvando así a la tripulación, consiguió volver a la superficie y tuvo que ser hospitalizado durante una temporada. Posteriormente, por aquel acto fue condecorado.
Camiña recuerda que Deus era una persona firme en sus convicciones y que nunca se equivocaba. En los once años que trabajó con él, jamás existió ningún error en los cálculos e informes de Deus.
Conclusiones
Deus fue una persona emblemática, de las que nacen pocas, por lo que los que le conocimos, tuvimos el privilegio de poder aprender de él. Para Pedro y Joaquín, y otros muchos, entre los que me incluyo, Pepe Deus fue un DOCTOR INGENIERO NAVAL con mayúsculas, de los que ya no quedan y la persona con mayor capacidad de sacrificio, perseverancia y dedicación al trabajo que nunca hayamos conocido. Por ello siempre estaremos en deuda con Pepe.
Y ahora que ya no está, es cuando realmente nos damos cuenta del enorme valor y peso profesional que tenía Deus cuando rememoramos: su gran paciencia explicando sus cálculos, su tremenda energía e ilusión por el trabajo, y su sonrisa y sus ojos, siempre brillantes, y llenos de vida e historia.
In: @Raul Villa Caro