Buenos Aires. El combustible derramado por el tanquero Wakashio, que encalló en un arrecife en la Isla Mauricio hace dos semanas, ya provocó un desastre ecológico y amenaza con ser mucho peor, poniendo en peligro los corales, peces y otras especies marinas alrededor de la isla en el Océano Índico.
El barco con 4 mil toneladas de combustible (3.894 toneladas de fueloil bajo en azufre, 207 toneladas de diésel y 90 toneladas de aceite lubricante), ya ha filtrado al mar alrededor de mil.
El primer ministro de Mauricio, Pravind Kumar Jugnauth, declaró el estado de emergencia ambiental hace unos días y pidió la ayuda internacional. Ahora advirtió que las grietas en el casco estaban empeorando y que existía una posibilidad muy real de que el barco se partiera.
Al pedido de auxilio ya respondieron varios países. La India, a través de una empresa subsidiaria de Indian Oil Corporation Ltd., dispuso de una barcaza con capacidad de 1.000 toneladas, para drenar el combustible desde el Wakashio. A la fecha ya descargó 500 toneladas. Francia por su parte envió más de 20 toneladas de equipo técnico, incluidos 1.3 kilómetros de barreras de contención de petróleo, equipos de bombeo y equipo de protección, junto con asesores técnicos de la cercana isla Reunión. Japón es otro de los países que está colaborando.
También la Organización Marítima Internacional (OMI), la unidad ambiental conjunta del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) enviaron un experto en respuesta a derrames de hidrocarburos.
Miles de voluntarios ya están limpiando las playas, manglares y lagunas, que ya muestran el fuerte impacto de los combustibles. “Estamos empezando a ver peces muertos. Estamos empezando a ver animales como cangrejos cubiertos de aceite, estamos empezando a ver aves marinas cubiertas de aceite, incluidas algunas que no pudieron ser rescatadas”, expresó Vikash Tatayah, director de conservación de la Fundación Mauritius Wildlife, una organización no gubernamental.
El tiempo apremia, pero múltiples factores no han ayudado. La tardanza en reaccionar por parte de las autoridades mauricianas, el mal tiempo en la zona y los obstáculos que presenta la pandemia, hicieron de un incidente que pudo ser menor, se transformara en una hecatombe ambiental.
Fuente: indiatoday.in y ewn.co.za
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