Buenos Aires. La cuarentena y el distanciamiento social han sido tomadas como las medidas más efectivas para evitar el incremento descontrolado del covid-19. Con sus variantes, de acuerdo al país que se trate, efectivamente el aislamiento ha frenado la curva de contagio. Pero los trabajadores de sectores críticos, como la producción de alimentos, siguen con sus labores habituales.
A pesar de que numerosas empresas tomaron medidas de salubridad más drásticas para proteger a sus empleados, en países como Estados Unidos, España, Italia y otros, los operarios han comenzado a contagiarse con el virus. Es sabido que cuando una persona cualquiera se enferma, ella y todas las personas con las que tuvo contacto deben ser puestas en cuarentena. Los trabajadores no son una excepción. Así las empresas ven resentida su capacidad de producción.
Por otro lado, la demanda de productos esenciales, como los alimentos, ha ido en aumento, presionada por la compra de comestibles en prevención de un aislamiento severo y prolongado en el tiempo. Como varios especialistas lo definen: compras por pánico. Situación ésta que no solo pone en riesgo la salud de los trabajadores de los supermercados o tiendas, sino también a los mismos compradores que provocan grandes aglomeraciones, la mayoría de las veces sin respetar el distanciamiento social exigido por las autoridades.
En el caso de la agricultura, muchos productores enfrentan una posible escasez de mano de obra como resultado del brote de coronavirus. Además, varios países han cerrado sus fronteras externas a los extranjeros y en otros el cierre incluye la circulación entre provincias, en un intento por limitar la propagación. Sin embargo, durante las cosechas estacionales, no son pocos los que dependen de la mano de obra temporal o golondrina, parte de la cual proviene del exterior. Si esta instancia se prolonga en el tiempo, reducirá la producción general del sector y el suministro total de alimentos (en especial de frutas y verduras).
Los sectores del transporte y la logística se ven igual de afectados, no solo por los problemas específicos de éstos (cierre de fronteras, de puertos o aeropuertos, etc) sino también y al igual que el productivo, por la salud de sus trabajadores. La pandemia está presionando la cadena de suministros como ningún otro evento antes. Demanda inusual de algunos productos (por cuarentena o aislamiento de poblaciones enteras) y caídas estrepitosas de otros, mientras que su acceso a materiales y mano de obra se dificultó sobremanera.
En resumen, los trabajadores deben cumplir con las reglas generales del distanciamiento social cuando están fuera de sus ocupaciones, pero cuando van a trabajar, no pueden hacerlo. Además, no está claro cómo las leyes y regulaciones nacionales que históricamente protegieron a los operarios de accidentes laborales, abordarán un coronavirus potencialmente muy peligroso.
Por: Redacción
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