
Singapur. Durante la presentación de resultados del segundo trimestre de 2025, Emanuele Lauro reconoció que el abandono del petróleo “va a tardar un poco más”. La afirmación, lejos de ser aislada, refleja una postura extendida entre los armadores que operan buques tanque, graneleros y portacontenedores.
La demanda de productos refinados sigue siendo alta, las rutas comerciales se expanden, y los márgenes operativos aún dependen de combustibles fósiles. En ese contexto, la transición energética en el transporte marítimo se presenta como una meta deseable, pero aún distante.
Transición energética en el transporte marítimo y sus desafíos estructurales
La Organización Marítima Internacional (IMO) estableció en 2023 una hoja de ruta para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Sin embargo, según el World Shipping Council, menos del 5% de los buques comerciales están preparados para operar con combustibles alternativos en 2025.
Los obstáculos son múltiples: costos de conversión y mantenimiento, infraestructura portuaria insuficiente, escasa disponibilidad de metanol verde, amoníaco o biocombustibles, y falta de regulación homogénea entre regiones.
En América Latina, el proceso es aún más lento. La dependencia de flotas convencionales, la falta de incentivos fiscales y la escasa articulación entre puertos y proveedores energéticos limitan el avance. Aun así, algunos armadores regionales exploran alianzas estratégicas para acelerar el cambio.
Voces del sector y posiciones divergentes
Ejecutivos de Maersk, MSC, Euronav y Hafnia han expresado posturas similares a la de Lauro. Si bien Maersk lidera la adopción de metanol verde, reconoce que la infraestructura global aún no acompaña. MSC apuesta por el GNL como solución intermedia, mientras que Euronav explora el amoníaco como combustible de largo plazo.
Por otro lado, asociaciones como SEA-LNG y Global Maritime Forum advierten que sin coordinación internacional, los esfuerzos individuales no alcanzarán los objetivos climáticos. La transición energética requiere inversión, trazabilidad y gobernanza global.
Referencias cruzadas y contexto regional
Como antecedente regional, puede consultarse la cobertura sobre la suspensión del parque eólico Revolution Wind en EE.UU., donde se analizan las tensiones entre política energética, inversión y sostenibilidad en el ámbito offshore.
La transición energética en el transporte marítimo no es una promesa vacía, pero tampoco una realidad inmediata. Las voces del sector coinciden en que el cambio requiere tiempo, inversión y coordinación global. Mientras tanto, la industria sigue navegando entre la urgencia climática y la realidad operativa, con escenarios que varían según región, tipo de flota y capacidad de adaptación.
Por: Redacción